lunedì 30 novembre 2009

Galileo y la tiranía de la ciencia


Justo hace unos meses atrás al Papa Benedicto XVI era negada la posibilidad de responder a la invitación del Rector de la Sapienza para tener una lectio magistrales en el día de la inauguración de la mas importante universidad publica italiana (1). El motivo, que desencadenó muchas polémicas entre estudiantes y profesores, fue la citación del Papa de una frase del filosofo anarquista Feyerabend que decía: “La Iglesia de la época de Galileo se mantuvo en la razón mucho mas que el mismo Galileo y tomó en consideración también las consecuencias éticas y sociales de la doctrina de Galileo. Su sentencia contra Galileo fue racional y justa, y solo por motivos de oportunidad política se puede legitimar su revisión”. Los 67 científicos de la Universidad que firmaron la petición en contra de la visita del Papa, obteniendo al final lo que esperaban, se olvidaron de recordar también la sabia aclaración, en el discurso pronunciado 17 años ante:” La fe no crece a partir del resentimiento y del rechazo de la racionalidad, sino de su fundamental afirmación y de su inscripción en una racionalidad mas grande”. Hay una fuerte sospecha que estos competentes científicos hayan usado la pagina de Wikipedia relativa a Galileo Galilei, sin pero irse a leer el discurso y entonces el contexto en la cual esta frase fue escrita, demostrando poco dominio de lo dicho “método científico”.

Como sucede a menudo, la leyenda negra de la Iglesia se ha formado en tres ambientes culturales distintos en un continuum historico: el protestantismo, el iluminismo y el marxismo. Gran parte de la leyenda negra de la Iglesia Católica nace en estos ambientes, aparentemente separados, pero unidos por el mismo odio sistemático y dogmático contra el catolicismo y Roma. Como si no alcanzara, después la masonería ha usado su influencia y su red para completar el trabajo y hacerlo publico a las masas. Por estos motivos hoy nos encontramos frente a “opiniones” históricas, del todo ilegitimas, que no encuentran correspondencia entre los historiadores serios, pero que quedan ancladas en el estrato popular, a través de la educación (mejor “dis-educación”) escolar y los mass-media: a través de estos dos canales, el saber “docenal” y grosero, lleno de falsedad y lugares comunes, impregna la sociedad, sin curarse de la pruebas puesta a disposición por la revisión histórica, y dichoso mecerse en la tranquilidad de su libertad hechas de opiniones preconfeccionadas.

Esto sucede con la colonización de América, el oscurantismo medieval, la Inquisición, los casos de Galileo y G.Bruno, la relación entre catolicismo y nazismo, Pio XII y tantas otras mistificaciones.

La historia de Galileo se encuentra entre estas, con la consecuente exaltación a héroe de la libertad del científico toscano, en contraposición al oscurantismo obtuso y retrogrado de la Iglesia. Es paradoxal que el científico toscano creyera que la teoría geocéntrica explicase mejor el episodio de la Biblia en el cual Josué paró el sol, y que por esto se tenía que considerar mas “científica” respecto a la heliocéntrica.

Los sueños del modernismo y del progreso hoy gozan de inmunidad moral y hasta histórica, y se ponen más allá del debate que intente reconducirlos a su lugar originario: la ciencia es un producto del hombre al servicio del hombre. Como dice el Papa, se necesita que esta facultad, la Razón, vuelva a ser circunscrita en una racionalidad más grande de la cual es participante. Pero en la era del positivismo y de la dictadura de la tecnología no hay espacio para una revisión histórica madura. Por esto resulta incongruente elevar a paladín de la ciencia un personaje el cual, según los actos del proceso del Tribunal de la Santa Inquisición, llegó a proponer como única prueba científica de la teoría geocéntrica el movimiento de las mareas: cuando le fue pedida una explicación, supo dar como única razón del movimiento terrestre que nuestro planeta se movía tan vertiginosamente hasta suscitar las mareas. Y no sirvieron los esfuerzos de los jesuitas de la “Specola Vaticana” (Observatorio astronómico aun existente de los jesuitas en Roma) que sostenían que eran obras de la luna. El científico toscano quería que fuese creído por su palabra, sin llevar pruebas tangibles de su teoría, sin contar la de las mareas. El error de Galileo fue aquello de querer presentar la teoría copernicana como una verdad absoluta, dogmática sin tener pruebas a favor de esta. Bastante poco por el padre de la ciencia. De hecho la prueba intangible de la rotación terrestre llegará solo en el 1851, gracias al Péndulo de Foucault, más de dos siglos después.

Durante el proceso nunca fue usado como pretexto el hecho que Galileo viviese more uxorio y con dos hijas ilegitimas que hizo entrar en monasterio, y tampoco su error en el 1618, cuando afirmó que las cometas que se veían en cielo eran solo una ilusión óptica. Hubiera sido demasiado fácil y su vida privada fue dejada fuera del contexto procesual que vino definido “justo y racional” (Feyerabend), con derecho a la defensa (que era infructuosa e imprecisa), al contradictorio, y a una pena leve y serenamente aceptada (el famoso “eppur si muove” es invención de un periodista, Giuseppe Baretti en el 1757).

El lugar común que se temiese una readaptación de las Escrituras al nuevo contexto geocéntrico no era un problema para la Iglesia, tal como lo explica el Cardenal Bellarmino, que no encontraba ningún problema en una interpretación metafórica de los pasos bíblicos que parecían favorecer el heliocentrismo, pero esto si, suportadas por pruebas científicas. Esto hubiera sido un error sobretodo de matriz protestante donde la interpretación de la Biblia era obligatoria: Lutero afirmaba que cualquiera que creyera que la Tierra tuviese mas de 6000 años hubiera quedado fuera del Cristianismo, mientras Calvino perseguía a Ginebra los científicos y concubinos. Al interior de la Iglesia Católica la teoría copernicana tenia varios apoyos entre los mismos jesuitas del Colegio Romano y Copernico, su inventor, era un clérigo. El “nuestro” Galileo pasó su “cautiverio” en Roma en un finca con cinco habitaciones con vista a los jardines vaticanos y camarero personal. Ninguna sombra de tortura, maltrato o cualquier tipo de violencia. Después de la sentencia alojó en la Villa dei Medici al Pincio y después de la “abjura” en el palacio del arzobispo a Siena, conservando intacta la estimación y las amistades en la Curia.

Incluso parece que después de la sentencia del tribunal que le pedía que retratara su posición, el agradeciese los cardenales por su piedad, sabiendo que con sus comportamientos arrogantes y sin fundamento científico había indispuesto el Tribunal.

Tribunal que como afirma el historiador Bené actuaba en plena legitimidad, también en el plano científico: “Un poco como el rechazo de un articulo inexacto y sin pruebas por parte de la dirección de una moderna revista científica” (2).

Galileo en alguna manera estaba inaugurando la dictadura de la ciencia que saliendo del ámbito que le pertenece, dicta ley con sus teorías, que intentaremos tocar en este sitio lo mas temprano posible. Si la ciencia hace de sus teorías una nueva religión y quien no se adecua a estas es “apenas digno de ser llamado hombre” (3), estamos inaugurando lo que llamo “pensamiento único dominante”.

Como dice Feyerabend:

Galileo no reivindicaba solamente la libertad de publicar sus resultados, quería imponerlos a los otros. En este aspecto era dogmático y totalitario tanto como los modernos profetas de la ciencia – y también igualmente desinformado. El daba simplemente por dado que los métodos particulares y muy limitados usados por los astrónomos constituyeran el modo correcto de tener acceso a la Verdad y a la Realidad”. (4)

Quien no se adecua es burlado, humillado, descartado. Esto en la ciencia, en la historia, en la moral. Quien no se adecua al pensamiento tiránico no es digno de la comunidad de las personas respetables y “liberadas”. He perdido la esperanza de reentrar en aquel número.

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1)http://www.corriere.it/cronache/08_gennaio_14/scienziati_contro_papa_5a5df65a-c297-11dc-ab8f-0003ba99c667.shtml

2)Vittorio Messori, inhttp://www.storialibera.it/epoca_moderna/galileo_galilei/articolo.php?id=344

3) Son palabras del mismo Galileo hacia quien no creia a la teoria geocentrica.
En Vittorio Messori, “Leyendas negras de la Iglesia”, Planeta Testimonio, 13ma edizione, p. 132

4)http://www.storialibera.it/epoca_moderna/galileo_galilei/articolo.php?id=3399

giovedì 19 novembre 2009

¿Derechos?


En estos días he seguido la visita de Obama en Cina y Japón. Después de varias reverencias hacia aquello que podrían con un golpe de mano hundir definitivamente los Estados Unidos (deuda exterior y comercio), hubo una frase que se me ha grabado y que merece ser profundizada. Dirigido hacia los estudiante de Shangai, Obama ha afirmado “la importancia del reconocimiento de los derechos humanos universales” y del “derecho a internet” (1). La potencia protagonista de las sangrientas ocupaciones de Afganistán e Irak, de las prisiones con tortura incluida de Guantánamo y Abu Grahib, consigue en su momento mas dramático en tener aun el coraje de dar clases a su acreedores mas importante. Como un reflejo involuntario nos propinan el refrain de siempre, la importancia de los derechos humanos.

En general, la historia de los derechos es particularmente europea y norte americana, donde estos se han plasmado gracias a un preciso contexto político y cultural que ha favorecido su nacimiento.

Esta pretensión de universalidad abstracta de la historia y de la situación política es tan difundida hoy en las conciencias de las personas, que cualquier tipo de pulsion individual o micro-colectiva es declarada arbitrariamente derecho, buscando después en todo modo el reconocimiento jurídico. Además en un Occidente narcotizado por decenios de dios consumismo y sexualidad en cada lugar, el único valor de referencia para fijar un derecho de nueva generación es el placer y la libertad individual. Todas las instancias microscópicas necesitan su tutela jurídica porque no se puede poner un límite a la libertad del individuo y tampoco se puede no reconocer su derecho a gozar cuanto quiera. Pero la libertad que se convierte en placer, y el concepto “soy libre porque hago lo que me gusta” es extremamente dañina una vez que se acerca al Derecho. Quiero decir que la sociedad moderna se afana en buscar siempre estas nuevas minorías para tutelar, en nombre de estos derechos humanos universales, para después insertar en el Derecho ordinario unas normas que tutelen estas pretensiones. Es el caso de las uniones homosexuales, donde una elección privada de orientación sexual (derechos sexuales) tiene la pretensión de ser tutelada por el Estado, como si esta no tuviera consecuencias para la sociedad no solo del punto de vista moral, sino también económico. Por ejemplo garantizar la jubilación de reversibilidad (pensión de viudez, a la muerte del cónyuge, ndt) o la exención de los impuestos sobre le herencia tienen un coste colectivo que todos los ciudadanos se asumen. Esta asuncion colectiva del gasto comporta necesariamente la imposibilidad del Estado de hacerse cargo de otro derecho, por el gasto que esta asumiendo. ¿Cual es la razón por la cual una sociedad reconoce un derecho en vez que otro? Simplemente porque considera que tutelar tal derecho sea útil para la sociedad en si y para la colectividad, para el orden social y el bienestar común. Hay otros derechos que no son garantizados, como las necesidades básicas (comida, trabajo, casa) por mucha parte de la población, y hasta que estos no sean garantizados no se tendría que dar espacio a todas las otras instancias de las minorías, simplemente porque una persona sin trabajo o sin casa o sin comida merece mas de otros el apoyo y la tutela de su derecho por parte del Estado y de la colectividad. Hasta que habrá una persona que no tiene para comer, los recursos colectivos tendrían ser directos hacia aquella persona.

Se olvida muy fácilmente que cada derecho que es reconocido trae consigo un gasto económico. El derecho a coste cero es una invención de estas minorías que tienen todo el interés en hacerlo creer a la población, camuflando sus propios intereses, vicios personales, actitudes privadas en algo que sea de utilidad colectiva. Existe una jerarquía del derecho que es voluntariamente escondida tras del fácil buenismo. Si el metro de juicio es la libertad personal (mejor definirla capricho, vicio, interés, la libertad es otra cosa) o el placer, cada derecho parece legitimo y conveniente para la comunidad.

Las declaraciones universales de los derechos comenzaron durante la Revolución Francesa (los mismos del masacre de la Vendée), y luego reafirmadas hace 60 años por la Onu. La Revolución Francesa hizo poyar los derechos de libertad, igualdad y hermandad bajo la protección de Ser Supremo (articulo 1). Entidad etérea, distante, una referencia “puramente ritual”, de matriz masónica. La Declaración Universal de los derechos del hombre del 1948 borra también esta referencia superflua sin poner ninguna base a estos derechos, que por intuición tendrían que poyarse en la Razón humana; no es Dios que fundamenta el derecho sino que el hombre a través de la razón lo quiere así y lo proclama. Como observa Messori, tan fácilmente el hombre se apropia la posibilidad de ofrecer un derecho y proclamarlo apoyándolo sobre su razón, así mañana podrá hacer exactamente el contrario. Cosa que sucede con una frecuencia alarmante. La pregunta es espontánea: ¿que es lo que empuja al hombre a respetar estos derechos, a elegir el bien en lugar del mal pues que ellos “tienen que accionar el uno con el otro con espíritu de hermandad” (articulo 1 de la Declaración Onu)? Dichosa hipocresía! Cuantas veces ha sido no respetado este articulo! Por eso, Pio XII en un comunicado oficial del 1948 (publicado por el Observador Romano el 15 de Octubre del mismo año), afirmaba:

“No es a través de Dios, sino a través del hombre que anuncia a los hombres que son iguales y libres, dotados de conciencia e inteligencia, y que tienen que considerarse hermanos. Son los mismos hombres que se revisten de prerrogativas de la cuales podrán arbitrariamente despojarse de la misma manera”. (3)

En la nuestra sociedad, un derecho elementar como el de la vida es destruido por los 5 millones de abortos practicados en Italia desde el 1978 hasta hoy. Es la realización de las palabras de aquí arriba. Sin un fundamento que trasciende el hombre, estos derechos están bajo el arbitrio del hombre. Y luego, una sociedad que sabe hablar solo de derechos, que se consuela con la libertad del placer, no sabe que a cada derecho tendría que corresponder un deber. La sociedad del placer es una sociedad infantil que reclama llorando que su propio vicio sea reconocido porque así lo quiere la voluntad popular.

El grande historiador ruso Solženicyn en el 1978 pronunciaba un discurso en Harvard donde se creó varios enemigos, decía:

“Ha llegado el momento para Occidente, de afirmar los deberes de los pueblos mas que sus derechos. No veo ninguna salvación para la humanidad fuera de la autorestricción de los derechos de cada individuo y de cada pueblo (…) en un mundo donde se piensa solo en los propios derechos se vuelva a descubrir el espíritu de sacrificio y el honor de servir”. (4)

Se pueden repetir las mismas palabras después de treinta años. No es una buena señal.

domenica 8 novembre 2009

Eugenio Zolli, Pio XII y la culpa colectiva


Es interesante tratar el caso de Eugenio Zolli, el jefe rabino de Roma durante la guerra que se convirtió al catolicismo, para entender más profundamente algunas dinámicas relativas al ostracismo judío hacia Pio XII y sobre el absolutismo del Holocausto como nuevo sistema de valores universalmente compartido.

Eugenio Zolli, inicialmente jefe de la comunidad de Trieste y después de la comunidad romana desde el 1940, era hijo de una familia polaca acomodada, y su madre venia de una familia de rabinos desde más de cuatro siglos. Como jefe rabino de Roma alertó las varias comunidades de Italia del peligro de la alianza entre Italia y Alemania, mientras entre las comunidades judías del tiempo existían conexiones con la OVRA (policía secreta fascista) que tranquilizaba las comunidades que no había nada que temer, no tomando en serio las preocupaciones de Zolli.

El hecho milagroso, su conversión, es fruto de una historia mas profunda. Ya desde niño, Zolli se quedaba turbado a la vista del crucifijo que mas adelante hubiera identificado en el siervo sufriente de Isaías. El contará mas tarde en su libro “Before the dawn” dos episodios centrales para su conversión. El primero en el 1918 cuando mientras escribía un artículo tuvo que dejar el bolígrafo y como en trance empezó a invocar el nombre de Jesús, hasta verlo como en un cuadro sin marco en el muro de su cuarto. El segundo y decisivo fue en el 1944 durante la ceremonia del Yom Qippur, donde el mismo presidía la oración:

Me sentía lejano del ritual y dejé que los otros continuaran por su cuenta a recitar las oraciones y a cantar. No sentía ni gozo ni dolor; estaba sin pensamientos y sensaciones. El corazón estaba como muerto en el pecho (…) Justo entonces vi con los ojos de la mente un jardín que se extendía hacia lo alto, brillante de pasto pero sin flores. En este pasto vi Jesús Cristo vestido con un mantel blanco, y atrás de su cabeza el cielo azul. Experimenté la más grande paz interior…más o meno una hora después, mi mujer, mi hija y yo estábamos en casa para la cena. Cuando me sentí cansado me fui a mi habitación. La puerta del cuarto de mi hija estaba cerrada. De repente mi mujer me dijo: “Hoy mientras estábamos delante del arca de la Torah me pareció como si una imagen blanca de Jesús te pusiera las manos en la cabeza como en el acto de bendecirte”. Quedé asombrado pero me quede muy calmo, y disimulé de no haber entendido. Mi mujer entonces me repitió lo que había dicho, palabra por palabra. En ese mismo instante oímos nuestra hija menor, Myriam, que llamaba desde lejos: “Papa!”. Fui a su cuarto. “Que pasa” le pregunté. “Estaban hablando de Jesús Cristo” contestó. “Sabes, papa, he soñado que veía un Jesús altísimo, pero no recuerdo que ocurría después (…) Fue unos pocos días después de estos hechos que dejé mi lugar en la comunidad israelitita e fui a un humilde cura para que me instruyera. Luego de un intervalo de unas semanas, el 13 de febrero recibí el sacramento del Bautismo y empecé a formar parte de la Iglesia Católica, Cuerpo Místico de Jesús Cristo”. (1)

Zolli, la mujer y su hija se convirtieron y recibieron el bautismo el 13 de febrero 1945. El rol de Pio XII en la conversión de Zolli fue muy importante: como gesto de reconocimiento e gratitud el tomó el nombre de Eugenio, propio como el de Papa Pacelli.

Zolli reconocía al Papa el duro trabajo hecho durante la ocupación nazista de Italia a partir del 8 de Setiembre 1943. Tanto apreció el compromiso del Santo Padre que celebró en el julio 1944 una ceremonia radiotransmitida para expresar la gratitud de los judíos hacia Pio XII y su compromiso para salvar el número mayor de vidas de los judíos y de los perseguidos por la guerra. Zolli quiso dejar con discreción la comunidad judía y renunció a su cargo para recibir el bautismo en forma privada. Muy pronto la noticia de la conversión de rabino de Roma se difundió en todo el mundo y para Zolli la vida se hizo imposible:

“Recibía llamadas sin cesar por parte de los viejos compañeros, llenas de insultos y amenazas…No faltaron algunos que intentaron tirar barro sobre la persona de Zolli…era urgente una mudanza…la mujer y la hija fueron hospedadas en un monasterio de monjas y el Prof.Zolli fue acogido en la Universidad Gregoriana”. (2)

También muchos años después de los hechos, Zolli continuaba a recibir propuestas de judíos acomodados para retractar su conversión en cambio dinero. (3)

La historia de Zolli, un San Pablo de nuestros tiempos, continua a despertar olvido, indignación e ira en el pueblo judío. Una conversión tan neta y simple en su complejidad hará exclamar a muchos judíos de haber empollado una sierpe en las propias entrañas (4), llegando a maldecir su nombre y buscando embarrar su memoria. También por parte católica el nombre de Zolli resulta incomodo a veces ya que en el nombre del dialogo con los “hermanos mayores” este nombre provoca aprieto y a veces pareció conveniente pasar de su figura. Pero sobretodo me parece evidente la relación entre la antigua aversión a Zolli y el moderno ostracismo entre la figura de Pio XII por parte de Israel y el pueblo judío. Símbolo de la discordia es una didascalia al Yad Vashem (Museo del Holocausto en Jerusalén, ndt.) donde Pio XII es colocado entre aquellos que no hicieron bastante para asegurar la salvación del mayor numero de judíos. Su silencio ha sido su culpa.

Una presentación de un falso histórico de tales dimensiones debe tener una motivación mas profunda para ser perseguida con tanta tenacidad. Desde tiempo los historiadores más rigurosos han encontrado una cantidad increíble de datos, discursos, cartas y documentos del tiempo en los cuales se muestra el activo compromiso del Papa para el fin de la guerra y para la salvación de los judíos. La Asociación “Pave the Way” ha hecho he esta búsqueda histórica un motivo de su existencia (5), documentando el compromiso del Vaticano para la paz y para la menor perdida de vidas humanas, incluidas las judías.

Un tal ensañamiento tiene dos razones. El primero es indirecto: negando los meritos de Pio XII se desconoce en algún modo su hijo espiritual favorito, ósea aquel Eugenio Zolli, escándalo por la comunidad judía del tiempo y del actual. El segundo es más directo: no es posible salvar alguien de la colpa universal de haber participado al Holocausto, más aun si se trata de la Iglesia Católica. Esta culpa y este sentido de responsabilidad colectiva deben trascender la historia, los hechos, las personas. Nosotros aun hoy somos participes de esta culpa universal que se ha abatido sobre la humanidad. En la teología del Holocausto no existe la salvación. Culpables prescindiendo si se ha hecho o no algo para evitar el drama. Es la culpa eterna, y la única salvación es una memoria obsesiva de nuestro drama.

Olvidar Zolli y desacreditar Pio XII para reafirmar que el Holocausto es “el valor central para el fundamento moral de la fe religiosa”. (6)

Benedicto XVI esta retrasando la beatificación de su predecesor Pio XII, como ha confirmado Padre Gumpel, relator de la causa de beatificación, por el temor de una ruptura con los judíos (7). Para todos estos motivos, la de Zolli, no es solo una conversión extraordinaria; es la liberación de la culpa colectiva gracias a la restauración de la Verdad.

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1)S. Waagenaar, Il ghetto sul Tevere. Storia degli Ebrei di Roma, Mondadori, Milano, 1972, pagg. 366-368

2)P. Dezza S. J., Eugenio Zolli: Da Gran Rabbino a testimone di Cristo (1881-1956), in “La Civiltà Cattolica”, 21 febbraio 1981, pag. 343-344

3)http://www.doncurzionitoglia.com/casozolli.htm

4)P. Dezza, op.cit., pag. 343

5)http://www.ptwf.org/

6)http://www.ansa.it/web/notizie/collection/rubriche/mondo/2009/04/16/visualizza_new.html_818853870.html

7)http://www.ansa.it/web/notizie/collection/rubriche/mondo/2009/06/19/visualizza_new.html_876919313.html