domenica 8 novembre 2009

Eugenio Zolli, Pio XII y la culpa colectiva


Es interesante tratar el caso de Eugenio Zolli, el jefe rabino de Roma durante la guerra que se convirtió al catolicismo, para entender más profundamente algunas dinámicas relativas al ostracismo judío hacia Pio XII y sobre el absolutismo del Holocausto como nuevo sistema de valores universalmente compartido.

Eugenio Zolli, inicialmente jefe de la comunidad de Trieste y después de la comunidad romana desde el 1940, era hijo de una familia polaca acomodada, y su madre venia de una familia de rabinos desde más de cuatro siglos. Como jefe rabino de Roma alertó las varias comunidades de Italia del peligro de la alianza entre Italia y Alemania, mientras entre las comunidades judías del tiempo existían conexiones con la OVRA (policía secreta fascista) que tranquilizaba las comunidades que no había nada que temer, no tomando en serio las preocupaciones de Zolli.

El hecho milagroso, su conversión, es fruto de una historia mas profunda. Ya desde niño, Zolli se quedaba turbado a la vista del crucifijo que mas adelante hubiera identificado en el siervo sufriente de Isaías. El contará mas tarde en su libro “Before the dawn” dos episodios centrales para su conversión. El primero en el 1918 cuando mientras escribía un artículo tuvo que dejar el bolígrafo y como en trance empezó a invocar el nombre de Jesús, hasta verlo como en un cuadro sin marco en el muro de su cuarto. El segundo y decisivo fue en el 1944 durante la ceremonia del Yom Qippur, donde el mismo presidía la oración:

Me sentía lejano del ritual y dejé que los otros continuaran por su cuenta a recitar las oraciones y a cantar. No sentía ni gozo ni dolor; estaba sin pensamientos y sensaciones. El corazón estaba como muerto en el pecho (…) Justo entonces vi con los ojos de la mente un jardín que se extendía hacia lo alto, brillante de pasto pero sin flores. En este pasto vi Jesús Cristo vestido con un mantel blanco, y atrás de su cabeza el cielo azul. Experimenté la más grande paz interior…más o meno una hora después, mi mujer, mi hija y yo estábamos en casa para la cena. Cuando me sentí cansado me fui a mi habitación. La puerta del cuarto de mi hija estaba cerrada. De repente mi mujer me dijo: “Hoy mientras estábamos delante del arca de la Torah me pareció como si una imagen blanca de Jesús te pusiera las manos en la cabeza como en el acto de bendecirte”. Quedé asombrado pero me quede muy calmo, y disimulé de no haber entendido. Mi mujer entonces me repitió lo que había dicho, palabra por palabra. En ese mismo instante oímos nuestra hija menor, Myriam, que llamaba desde lejos: “Papa!”. Fui a su cuarto. “Que pasa” le pregunté. “Estaban hablando de Jesús Cristo” contestó. “Sabes, papa, he soñado que veía un Jesús altísimo, pero no recuerdo que ocurría después (…) Fue unos pocos días después de estos hechos que dejé mi lugar en la comunidad israelitita e fui a un humilde cura para que me instruyera. Luego de un intervalo de unas semanas, el 13 de febrero recibí el sacramento del Bautismo y empecé a formar parte de la Iglesia Católica, Cuerpo Místico de Jesús Cristo”. (1)

Zolli, la mujer y su hija se convirtieron y recibieron el bautismo el 13 de febrero 1945. El rol de Pio XII en la conversión de Zolli fue muy importante: como gesto de reconocimiento e gratitud el tomó el nombre de Eugenio, propio como el de Papa Pacelli.

Zolli reconocía al Papa el duro trabajo hecho durante la ocupación nazista de Italia a partir del 8 de Setiembre 1943. Tanto apreció el compromiso del Santo Padre que celebró en el julio 1944 una ceremonia radiotransmitida para expresar la gratitud de los judíos hacia Pio XII y su compromiso para salvar el número mayor de vidas de los judíos y de los perseguidos por la guerra. Zolli quiso dejar con discreción la comunidad judía y renunció a su cargo para recibir el bautismo en forma privada. Muy pronto la noticia de la conversión de rabino de Roma se difundió en todo el mundo y para Zolli la vida se hizo imposible:

“Recibía llamadas sin cesar por parte de los viejos compañeros, llenas de insultos y amenazas…No faltaron algunos que intentaron tirar barro sobre la persona de Zolli…era urgente una mudanza…la mujer y la hija fueron hospedadas en un monasterio de monjas y el Prof.Zolli fue acogido en la Universidad Gregoriana”. (2)

También muchos años después de los hechos, Zolli continuaba a recibir propuestas de judíos acomodados para retractar su conversión en cambio dinero. (3)

La historia de Zolli, un San Pablo de nuestros tiempos, continua a despertar olvido, indignación e ira en el pueblo judío. Una conversión tan neta y simple en su complejidad hará exclamar a muchos judíos de haber empollado una sierpe en las propias entrañas (4), llegando a maldecir su nombre y buscando embarrar su memoria. También por parte católica el nombre de Zolli resulta incomodo a veces ya que en el nombre del dialogo con los “hermanos mayores” este nombre provoca aprieto y a veces pareció conveniente pasar de su figura. Pero sobretodo me parece evidente la relación entre la antigua aversión a Zolli y el moderno ostracismo entre la figura de Pio XII por parte de Israel y el pueblo judío. Símbolo de la discordia es una didascalia al Yad Vashem (Museo del Holocausto en Jerusalén, ndt.) donde Pio XII es colocado entre aquellos que no hicieron bastante para asegurar la salvación del mayor numero de judíos. Su silencio ha sido su culpa.

Una presentación de un falso histórico de tales dimensiones debe tener una motivación mas profunda para ser perseguida con tanta tenacidad. Desde tiempo los historiadores más rigurosos han encontrado una cantidad increíble de datos, discursos, cartas y documentos del tiempo en los cuales se muestra el activo compromiso del Papa para el fin de la guerra y para la salvación de los judíos. La Asociación “Pave the Way” ha hecho he esta búsqueda histórica un motivo de su existencia (5), documentando el compromiso del Vaticano para la paz y para la menor perdida de vidas humanas, incluidas las judías.

Un tal ensañamiento tiene dos razones. El primero es indirecto: negando los meritos de Pio XII se desconoce en algún modo su hijo espiritual favorito, ósea aquel Eugenio Zolli, escándalo por la comunidad judía del tiempo y del actual. El segundo es más directo: no es posible salvar alguien de la colpa universal de haber participado al Holocausto, más aun si se trata de la Iglesia Católica. Esta culpa y este sentido de responsabilidad colectiva deben trascender la historia, los hechos, las personas. Nosotros aun hoy somos participes de esta culpa universal que se ha abatido sobre la humanidad. En la teología del Holocausto no existe la salvación. Culpables prescindiendo si se ha hecho o no algo para evitar el drama. Es la culpa eterna, y la única salvación es una memoria obsesiva de nuestro drama.

Olvidar Zolli y desacreditar Pio XII para reafirmar que el Holocausto es “el valor central para el fundamento moral de la fe religiosa”. (6)

Benedicto XVI esta retrasando la beatificación de su predecesor Pio XII, como ha confirmado Padre Gumpel, relator de la causa de beatificación, por el temor de una ruptura con los judíos (7). Para todos estos motivos, la de Zolli, no es solo una conversión extraordinaria; es la liberación de la culpa colectiva gracias a la restauración de la Verdad.

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1)S. Waagenaar, Il ghetto sul Tevere. Storia degli Ebrei di Roma, Mondadori, Milano, 1972, pagg. 366-368

2)P. Dezza S. J., Eugenio Zolli: Da Gran Rabbino a testimone di Cristo (1881-1956), in “La Civiltà Cattolica”, 21 febbraio 1981, pag. 343-344

3)http://www.doncurzionitoglia.com/casozolli.htm

4)P. Dezza, op.cit., pag. 343

5)http://www.ptwf.org/

6)http://www.ansa.it/web/notizie/collection/rubriche/mondo/2009/04/16/visualizza_new.html_818853870.html

7)http://www.ansa.it/web/notizie/collection/rubriche/mondo/2009/06/19/visualizza_new.html_876919313.html

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