domenica 12 settembre 2010

El Papa en Reino Unido: una análisis


REDACTADO PARA CATALUNYA CRISTIANA


La visita de Benedicto XVI a Escocia e Inglaterra que tendrá lugar del 16 al 19 de Septiembre es un momento de grande importancia para las relaciones entre la Iglesia de Roma y la Iglesia Anglicana. Rica de significado y simbolismo, esta visita sucede a la visita pastoral de Juan Pablo II del 1982 que coincidió con la nueva abertura de las relaciones diplomática entre la Santa Sede y la monarquía inglesa. La de Benedicto XVI será efectivamente la primera visita de Estado de un Papa a Reino Unido, luego que Enrico VIII rompió las relaciones con Roma y el catolicismo en el 1534. El Papa ha sido invitado por la Reina Isabel II, actual Gobernadora Suprema de la Iglesia de Inglaterra, que recibirá el Papa una vez llegado a Edimburgo, en Escocia. El programa del Papa se desarrollará principalmente en tres ciudades; en Edimburgo, una vez se encuentre con la Reina Isabel II y algunos miembros del gobierno británico, atravesará la ciudad y saludará a los fieles. En la tarde el Papa se dirigirá a Glasgow donde celebrará la Misa en el Bellahouston Park y en la noche volará en dirección a Londres donde permanecerá los tres días siguientes. En la capital inglesa el programa prevé para el viernes 17 la visita a la escuela Católica St.Mary University College donde pronunciará un discurso dirigido a los responsables de la educación de los jóvenes y luego se encontrará con el Arzobispo de Canterbury Rowan Williams, jefe espiritual de la Iglesia Anglicana en el Lambert Palace en compañía de los obispos diocesanos de la Iglesia Anglicana y los obispos diocesanos católicos de Inglaterra y Galles; sucesivamente rezará con ellos en la Abadía de Westminster. Al día siguiente el Santo Padre celebrará la Misa en la Catedral de Westminster y al final de esta habrá un encuentro con mas de dos mil jóvenes; el sábado se concluirá con una vigilia de oración en Hide park. El último día estará enfocado en la beatificación del Cardenal John Henry Newman, que nacido en el 1801 y ordenado sacerdote anglicano se convirtió al catolicismo a la edad de 44 años, después de años de búsqueda, encontrándose con las raíces católicas de Inglaterra a través del estudio de los Padre de la Iglesia.
Las esperanzas que el Papa deposita en este viaje son muchas; visitar Inglaterra no es solo visitar el lugar donde tuvo origen una de las escisiones más dolorosas en la historia del catolicismo sino también visitar una sociedad fuertemente secularizada y refractaria a la propuesta cristiana. Se habla a menudo de prejuicio anticatólico en la laica Inglaterra donde parece que el último prejuicio aceptable sea aquello contra los católicos y donde los ataques a la Iglesia y al Papa se han hecho cada vez más duros a medida que se iba acercando la fecha de la llegada del Santo Padre. Cuando fue anunciada la noticia de la invitación del Papa, varias asociaciones han lanzado una campaña de firmas contra la visita del mismo en Reino Unido, obteniendo mucha resonancia en los medios de comunicación; a esto se ha sumado que se ha filtrado un documento interno de algunos funcionarios de la Cancillería Británica donde se burlaban del Papa, invitándolo a inaugurar una clónica abortista en la visita de Septiembre, que provoco “sentidas disculpas” por parte del gobierno ingles. El sector en contra de la visita posee una gran cobertura de los medios de comunicación y utiliza argumentos populares anticatólicos, aprovechando los últimos escándalos mediáticos, como el de los sacerdotes pedofilos, para atacar y calentar los ánimos en vista de la visita papal. Dos científicos, Christopher Hitchens y Richard Dawkins, notables sociodarwinistas y ateos públicos, quisieron incriminar al Santo Padre por crimines contra la humanidad en relación al escándalo de la pedofilia y pidieron al Tribunal Internacional de la Haya de apresarlo una vez toque suelo ingles. Por ultimo, se ha intentado malignamente publicitar que era necesario un ticket de 25 libras para que los fieles pudiesen participar a las celebraciones públicas; grande labor tuvo el portavoz del Vaticano, el Padre Lombardi, para explicar que no se trata de un ticket sino de una contribución para cubrir los gastos de los peregrinos para que puedan asistir a las celebraciones conjuntamente con su parroquia, ya que dada la magnitud del evento no se pude ir por cuenta propia por cuestiones de seguridad y de logística; asimismo los que no pueden pagar esta contribución podrán asistir a los actos públicos igualmente.
Dejando de lado la protervia y la conciente deformación de los hechos (la carta del Papa a los fieles irlandeses muestra todo la indignación y el compromiso de Benedicto XVI para resolver el problema de las “manzanas podridas”, como él ha definido a los sacerdotes que se manchan de tales pecados), se intuye que la visita del Papa no será fácil, a causa de los ataques del mundo ateo y modernista y de la gran importancia de la visita desde el punto de vista simbólico y pastoral, ya que podría trazar nuevas relaciones con el mundo anglosajón y anglicano. La beatificación del Cardenal Newman se inserta en este contexto; nacido y ordenado sacerdote anglicano, fue un hombre de profunda virtud, y su testimonio de conversión y de búsqueda de la verdad representa aquel puente entre anglicanos y católicos en la búsqueda de las raíces romanas del cristianismo ingles. Proclamado cardenal por Leon XIII, Newman se distinguió por su amor a los Padres de la Iglesia (“Los Padres me hicieron católico”, escribió en una carta a un amigo) y se opuso al liberalismo y al relativismo que ya a final del siglo XIX iban difundiéndose, constatando la creciente secularización y la apostasía de Occidente. Su conversión al catolicismo, a través del estudio de los Padres y de la ayuda brindada por el padre pasionista Domenico Barberi, causó no pocas polémicas en el mundo anglicano. Que el Papa quiera beatificarlo durante su visita en Inglaterra es de gran valor simbólico: Benedicto XVI en los últimos años ha acogido en la Iglesia a varios sacerdotes anglicanos que han decidido “volver a Roma”, escribiendo la Constitución Apostólica “Anglicanorum coetibus”, que regula el acceso de sacerdotes anglicanos a la Iglesia de Roma. La beatificación del Cardenal Newman es un invitación a la unión y a la superación del cisma que dura desde hace cinco siglos.
Será por esto un tiempo de gracia y de acercamiento a los hermanos anglicanos; Benedicto XVI sabrá con sus palabras y sus gestos superar también aquellos ataques y polémicas preparadas por los que no le perdonan el querer restaurar la Iglesia en toda su belleza.

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