
En Italia existe un poder negligente, extremamente burocrático y críptico, que se autoproclama equilibrador y portador de moralidad en el panorama italiano. Este monstruo burocrático que se indigna por las palabras de Brunetta (1) porque las encuentra vulgares y maleducadas, es la magistratura italiana.
Junto a ella, se indignan y se quejan todas las fuerzas de la izquierda que encuentran en el poder de la magistratura, el enganche necesario para poder volver al poder. Sin esta alianza, y si las reglas constitucionales lo permitieran, Berlusconi podría gobernar cien años, a causa de la mediocridad y de la aproximación política de la izquierda italiana. Si no fuera que el Cavaliere es prisionero de sus fantasías sexuales que no puede frenar en absoluto, estaríamos frente a un poder que terminaría solo con la muerte en pectore del Presidente.
A menudo se identifica a Berlusconi como la causa de todos los males italianos: la falta de educación y de civismo, la vulgaridad omnipresente, la corrupción imperante, se dice, han aparecido en la sociedad luego de su entrada en la política. Se cree que desde la llegada de Berlusconi al poder, Italia haya empezado una lenta decadencia, de la cual el Cavaliere es el principal responsable. Esta es un una idea difundida en la izquierda italiana.
Sin querer defender el indefendible Berlusconi, considero más oportuno intentar investigar los males profundos de la sociedad italiana, de la cual el Cavaliere es un actor (importante) entre otros. De hecho, hacer de Berlusconi el chivo expiatorio del mal italiano significa taparse los ojos frente a otros sectores más o menos ocultos de poder que desde hace tiempo se dedican a hacer grandes daños en Italia.
Pero como en estos tiempos criticar a Berlusconi es el deporte nacional, hay muy poco que añadir al rencor rabioso de “la Repubblica” (famoso periodico italiano, ndt) y de otros variados compañeros, que esperan solo volver al poder para cubrir sus afanes. Además, no pudiendo obtenerlo con métodos democráticos, están dispuestos en entablar un gobierno técnico de matriz extranjera, con Draghi (gobernador del banco de Italia, ndt) presidente para poder así chupar un poco mas del pecho estatal. “Todos menos que Berlusconi”, es el refrán de la izquierda, que con la complicidad de la magistratura, ha llamado a Berlusconi en 2567 audiencias, ha enviado 587 veces a la guardia de finanza en sus empresas y ha empezado un numero no precisado de procesos contra él. Para los compañeros de la izquierda nada de todo esto; ellos continúan sin molestias en su aura de justicia y pureza, bien protegidos por sus amigos jueces. Remarco, no se trata aquí de defender Berlusconi, no es esta la finalidad del artículo. Se quiere hacer una constatación política del uso ilegitimo del poder judicial, instrumentalizado para fines políticos por una camarilla de magistrados y políticos que no saben como sacar del medio una figura mediocre, que desde hace quince años monopoliza la política en Italia. Nunca un proceso contra los sindicatos, o las cooperativas rojas, o a los emprendedores amigos de la izquierda: ellos son inocentes a priori; el enemigo común es Berlusconi; y contra él se lanzan rabiosos, incapaces de ofrecer una mínima alternativa creíble, que no sean pacs (pactos de unión civil, para los homosexuales, ndt), aborto, ambientalismo pobre, llorisqueo histérico y naturalmente antiberlusconismo, con aquel toque de naif que lo hace insoportablemente sucio e hipócrita.
Ellos, la casta judicial, son injuzgables: ninguno puede entrar en los meritos de los procesos que llevan adelante, de las absoluciones arbitrarias, de los muchos procesos por mafia y camorra que están allí olvidados o prescriptos. Ninguno puede decir a un juez “Eres un incompetente, hazte de lado”, sería una ingerencia en el ejercicio del poder judicial, comenzaría un caos en el parlamento, asistiríamos a una serie infinita de vestimentas desgarradas con gritos de desesperación, se comprarían paginas de periódicos extranjeros retumbando una nueva infame huída en el Aventino.
Cada vez que se propone una reforma de la justicia, empieza a crecer la indignación, “la política quiere controlar la justicia”, “no se pueden atar las manos a la magistratura” y mucho más. También el ex ministro Castelli (ex Ministro de la Justicia, ndt) tuvo en práctica que renunciar a una reforma. El quietismo es el secreto de la casta.
Mientras ellos, como casta parásita e invisible, siguen con sus privilegios. Vamos a ver unos números significativos (3): el Consejo de Estado cuenta con 419 personas que cuestan 70 millones de euros al año, el Presidente tiene un sueldo de 220 mil euros al año y el ultimo de los funcionarios “solo” 65 mil. La Corte dei Conti tiene acerca de 550 consejeros, y el último de ellos gana 6 mil euros al mes. La Avvocatura di Stato tiene 780 empleados que cuestan 100 millones de euros al año. Los jueces llegan a 250 mil euros al año. Los privilegios especiales no se cuentan: vacaciones para niños, subsidios para los robos en mobiliarios, casas con vista al Quirinale, coches con chofer, asistentes y secretarias de estudio, recibo telefónico a cargo de los contribuyentes, y para que no falte nada, unas jubilaciones de oro, que llegan a 15 mil euro al mes. El coste total de los sueldos de los magistrados italianos es un billón de euros. El 30% más de sus colegas franceses.
Por cierto, al otro lado de los Alpes no tienen que combatir con la camorra como hacen nuestros tutores de la ley, incapaces de mover un dedo para procesar los jefes de los cuales conocen nombres y apellidos. Ellos se dedican a la lucha política y al gasto de fondos públicos para usar el proceso como un arma de terror, de reivindicación de su status de intocables. No para defender los ciudadanos o para encerrar los criminales.
Otros números: los magistrados de Cassazione (último tribunal judicial) absorben la mitad del billón de euros, a los cuales se tiene que añadir 2500 jueces que perciben el mismo sueldo gracias a la ley por la cual se hace carrera por vejez y no por merito. Por no hablar de las denuncias de fraudes a los concursos para convertirse en magistrado, donde siempre se termina favoreciendo a los hijos y los nietos de los jueces.
Y luego se escandalizan si Brunetta grita que la complicidad entre ANM (Asociación Nacional Magistrados, el sindicado de los magistrados, ndtt) y el CMS (consejo superior de la magistratura, ndt) es un monstruo, ya que perpetua una casta organizada y encerrada en sus privilegios.
¿Cómo puede, con estas bases morales, un sistema judicial exigir el derecho de juzgar otras personas? ¿Sobre que bases apoya su legitimidad?
Sobre Berlusconi, se puede decir de todo, pero tiene una base popular que lo ha elegido, aunque esto guste o no. A estos no los ha elegido ninguno, y pretenden ser vistos como perseguidos, gritan al escándalo, se hacen pasar por llevadores de la voluntad popular. Que hagan su oficio de servidores de la Republica y no de otros parásitos y traidores del Estado.
De estos ya tenemos bastantes.
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1)Brunetta (Ministro de la Publica Administración y de la Inovación) afirmó hace unos dias que los magistrados son una casta vaga y el Anm (sindicato de la magistratura) un monstruo:http://iltempo.ilsole24ore.com/politica/2009/09/29/1075404-brunetta_magistrati_fannulloni.shtml
2)http://it.wikipedia.org/wiki/Secessione_dell'Aventino
3)http://centrodestra.blogspot.com/2007/08/privilegi-e-segreti-dei-magistrati.html