
Parecido a un puñetazo en el estomago, ha sido leer el pasado domingo, de la visita del Papa a la Sinagoga de Roma. Aquellos aplausos convencidos que interrumpían las palabras del Papa durante su discurso y la muchedumbre de gente del “ghetto” que gritaba “Viva el Papa”, así como los titulares entusiastas de los periódicos, en lugar de tranquilizarme me generan una fuerte preocupación. El Santo Padre, vicario de Cristo, que recibe aplausos y aprobaciones en la Sinagoga es para muchos una victoria del Ecumenismo, del nuevo curso de la Iglesia en la relación con los judíos, es sinónimo de paz y cordialidad religiosa; para mi, pobre católico sin títulos ni honores, es fuente de aturdimiento. Me parece que de repente la Iglesia sea de moda, amada hasta por los judíos: de repente las graves palabras del Hijo de Dios hacia los escribas, las invectivas contra los fariseos, las discusiones sobre la mentalidad mosaica y pre-talmúdica son del todo desteñidas, aliviadas del peso de la potencia evangélicas, libradas por los reproches y por las maldiciones que están sobre la boca de Jesús.
Jesús no es más “piedra angular” (o de tropiezo), descartada por los constructores: tengo miedo que se halla convertido en un accesorio que se saca afuera cuando es cómodo y ninguno nos escucha. Sin hablar de San Pablo, que tal vez seria acusado no solo de anti-judaísmo, sino seria fichado sin piedad entre los antisemitas por el Anti Defamation League.
Nuestro Santo Padre ha ido en Sinagoga y ante todo, tuvo que recibir clase por parte de Ricardo Pacifici (1), el mismo que bendecía alegremente la masacre de Gaza como legítima defensa, que se dirigía con estas palabras a Bendito XVI:
“El silencio de Pio XII frente la Shoah, duele aun como un acto que ha fallado. Tal vez no hubiera parado los trenes de la muerte, pero hubiera transmitido una señal, una palabra de extremo consuelo, de solidariedad humana, por aquellos hermanos nuestros trasladados hacia los caminos de Auschwitz (…) A la espera de un juicio compartido – deseamos, con el máximo respeto, que los históricos tengan acceso a los archivos del Vaticano que interesan aquel periodo y todos los acontecimientos sucesivos a la caída de la Alemania nazista”.
Primera lección: Pio XII no puede ser santo, ha callado y entonces es adentro de la “culpa colectiva”. Que sea un falso histórico evidente no interesa a Pacifici, ávido de reprochar y dar ordenes (léanse el articulo: “Eugenio Zolli, Pio XII y la culpa colectiva”).
Segunda clase o mejor dicho diktat es la intimidación de abrir los archivos del Vaticano. Particular interesante es aquella referencia a los“hechos sucesivos a la caída” del nazismo. Parece que el Papa Pio XII se haya comprometido para evitar venganzas o represalias contra los presuntos nazis en la Alemania post-nazista. Imperdonable.
Luego habló el rabino jefe de Roma, Ricardo di Segni. Ha hablado de la opresión duradera del Estado Pontificio contra la comunidad judía y luego ha dicho que si se pone en discusión el Concilio Vaticano II no hay posibilidad de dialogo (2).
Gracias por aclarar di Segni, finalmente tenemos la tercera y la cuarta lección. Los Papa han maltratados siempre los judíos (por esto 15.000 de ellos han elegido de vivir en Roma) y sabemos que el Concilio Vaticano II no se puede tocar. Al próximo sínodo o concilio será invitado para recordárnoslo.
¿Me pregunto si hacia falta esta visita? ¿Había necesidad de recordar mecánicamente que Jesús era judío, que compartimos el mismo Dios, que ellos son los “hermanos mayores”, los predilectos del Padre?
Será que en el corazón resuenan las palabras de Jesús y las de San Pablo. Aquella caridad cristiana que hacia exclamar a Pablo de Tarso, judío ortodoxo y celante, que había encontrado a Jesús:
“Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne.” (Romanos 9,3).
Pablo tenía claro que somos hijos de Dios no por la carne sino por la adhesión a la promesa de Dios, que nos es una cuestión de raza sino de fe. Y aquel Israel, depositario de las promesa y de la fe, hoy es la Iglesia. Hasta prueba contraria.
Si para dialogar con nuestros “hermanos mayores” tenemos que poner de lado el magisterio de los Padres de la Iglesia y el Nuevo Testamento, me pregunto para que se tenga que hacer. Me pregunto porque se necesita que el Santo Padre vaya en la Sinagoga a tomar clases y sermones de buena conducta, tenga que escuchar las calumnias sin retención sobre su predecesor en la cátedra de Pedro, intimidaciones de quien se puede declarar o no santo por aquellos que bendicen Israel como nuevo Mesías y desconocen y desprecian a Cristo.
Me pregunto: ¿hay alguien que aun cae sobre la piedra de tropiezo o esta se ha sacado porque no entonaba con el paisaje?
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1) Es el Presidente de la Comunidad Judía de Roma. Clamorosa ha sido el despiste cuando anunció el envío a Gaza de medicinales para niños y luego fue desmentido por una mail que se publicó el la cual afirmaba: “Puedo garantizaros que la elección toda mediática (sic) de enviar medicinales a los niños palestinos e israelitas era y es solo en vista del lunes que empezará nuestra batalla en los medias a favor de Israel. La noticia fue publicada por “Il Manifesto” en Enero 2009. http://www.agoravox.it/attualita/cronaca/Pacifici-e-la-falsa-solidarieta
2) http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Papa/defiende/Pio/XII/sinagoga/Roma/elpepusoc/20100117elpepusoc_1/Tes
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