
No me lo hubiera creído si lo hubiera dicho el genio de Bernake. La semana pasada anunciaba que finalmente la crisis había tocado su fondo. Pero no falto en decir, que sin sus inyecciones de dinero, la recesión hubiera podido ser mucho más dura.
Estamos ante dos situaciones: o Bernake miente sabiendo mentir, o esta en lo cierto de que algo esta por suceder, que los demás apenas pueden solo intuir. Sin descartar la hipótesis de que fuera un mentiroso o un incompetente, creo más en la segunda.
Como en la crisis del 1929, la única salida para los Estados Unidos fue enfrentar una nueva guerra, mundial o global, o como uno quiera llamarlo; de todas maneras; no han alcanzado dos guerras al terrorismo global, al fantasma de Bin Laden y a los malos talibanes para poder permitirse dar una sacudida a la crisis mundial que se veía venir.
Al día de hoy, es probable que en las altas esferas de Washington, las variadas opciones económicas que estaban sobre la mesa (rescates nacionales, plan Paulson, tasa de interés a los mínimos históricos) hallan sido descartadas y que la crisis se les halla escapado de las manos a los mismos que la han creado y sostenido. La opción de guerra a Irán tiene cada vez mas consenso, contagiando también a Obama que finge de indignarse frente al descubrimiento de una central nuclear en Qom, que por cierto, ya conocía desde hace tiempo y que había sido denunciada por el mismo Irán (2) a los inspectores del AEIA (Agencia Internacional del Energía Atómica). Se intenta conjugar los delirios obsesivos de Israel con la tentación de otra guerra para intentar salir de la crisis.
Mientras, el consumidor-ciudadano americano (y también el europeo) tiene delante de él una montaña de dinero creado de la nada que tendrá que pagar sin remedio con más intereses aunque no lo quiera, se añade en España, que Zapatero aumentará el IVA del 16% al 18%, no cumpliendo la promesa electoral de desgravar 400 Euros del IRPF.
En estos meses la Federal Reserve y la Banca Central Europea han regalado montañas de dinero a los bancos, que se lo han guardado silenciosamente en el bolsillo para sanar sus balances y hoy muestran felices sus ganancias semestrales. Compran páginas de periódicos importantes, y se alzan victoriosos de su gran provecho en tiempo de crisis. La realidad, es que los balances presentados por ellos han sido transformados mágicamente por las intervenciones estatales y que pagaremos nosotros con un aumento gradual de los impuestos, que se revelerá insostenible en el tiempo en términos de presión fiscal, inflación y desempleo.
Tal vez, asustados por el optimismo de Bernake, otros organismos han, quien mas quien menos, intentado correr el disparo, hablando el idioma mecánico de los burócratas: "Es prematuro decir que la crisis ha terminado" (Trichet, BCE), "la crisis no ha terminado, pero hay una luz al final del túnel" (Strauss-Khan, FMI), "la recesión disminuye la velocidad, pero la recuperación esta cerca" (OCSE). Cada uno dice la suya, corrige las propias palabras, y comenta aquellas de los otros, en una pantomima indecente. Sin embargo, hay indicadores válidos, analistas formados, propuestas fundamentadas, pero los burócratas hablan un idioma que le es propio, lejos de las personas y de los ciudadanos.
"A la búsqueda de una recuperación imposible" es el título dado por los analistas de Europe2020 (3), uno de los primeros que previó la crisis actual. Las buenas noticias económicas que llegan de vez en cuando, son el fruto del gran regalo hecho por los estados nacionales a los bancos que han causado la crisis. A pesar de las dificultades de encasillar el presente momento económico, a causa de la manipulación hecha con la gran liquidez monetaria introducida en el mercado, estamos viviendo el impacto de las tres "waves rogues" (ondas malas): desempleo, bancarrotas y shock monetarios, que se alternan asimétricamente en el tiempo. Se esta acercando a grandes pasos el comienzo de bancarrotas en serie y un sistema monetario que deja de estar atado al dólar estadounidense.
También otra burbuja especulativa parece a punto de estallar, las hipotecas Alt-A (Alternative A-paper), que son apenas menos arriesgadas de las hipotecas subprime, que ofrecían intereses provechosos al inicio para atraer a los clientes (4). Este tipo de préstamo, fundado en la especulación de la subida del precio del inmueble, ha sido ofrecido a personas sin las garantías necesarias para enfrentar la deuda, exactamente como los subprime. La subida de las tasas de interés, que antes eran atractivas, hoy podrían ser letales para el 70% de estos títulos, provocando una nueva crisis financiera.
Somos espectadores de un cambio de época, del fin de un sistema económico y político que se esta desintegrando día tras día, delante de nuestros ojos, mientras los burócratas se cansan en cubrir la tremenda realidad que han creado, esperando revivir a un paciente en estado vegetal, que no responde más a ningún estimulo económico.El 1929 es en directo, buena visión.