
SEGUNDA PARTE: EL FASCISMO
El movimiento fascista nace en el '19 como radicalmente anticlerical, tomando las temáticas marxistas en la organización del Estado en relación con las confesiones e instituciones religiosas. Por esto proponía con palabras claras en su manifiesto programático "el secuestro de todos los bienes de las Congregaciones religiosas y la abolición de todos los comedores del obispado que constituyen una enorme pasividad para la Nación y un privilegio de pocos".
Al contrario de aquello que se suele pensar comúnmente, Mussolini era ateo en una manera feroz ("Si Dios existe le doy 10 secundos para fulminarme, en caso contrario no existe", una entre otras frases significativas de su pensamiento) y después tener una conversión, nunca documentada de verdad, en los años de la grande guerra. A pesar de estas características fundamentales, no se puede definir el Fascismo como ateo ya que se queda anclado un paso ante del narcisismo, de la revolución cultural, del rechazo de la cultura clásica: no cae en este vacío como el nazismo.
Como fenómeno complejo podemos individuar 3 tipos de relación de la ideología fascista con la fe, el divino y el suprasensible. El primero es seguramente el producto de la carta del '19, agnóstico, enemigo de la Iglesia, libertario: este espíritu no morirá nunca y quedará como sustrato en el régimen aunque ahogado por el Concordato y por el totalitarismo imperfecto que tenia que hacer las cuentas con la autoridad del Papa y del Rey; se puede decir que es la relacion mas autentica del Fascismo con el fenomeno religioso que tendra su apice en la Republica de Salò cuando Mussolini, una vez libre de vinculos con la Iglesia propondrá de nuevo las temáticas del '19.
El segundo es aquello del régimen fascista que acoge la tradición católica adentro de si como parte esencial de la cultura romana y clásica y como motor central del renacimiento de la Nación italiana. Elemento fundamental de esta concordancia fue el hermano de Mussolini, Arnaldo, católico ferviente, que condiciono el duce en este cambio de dirección.
El tercero es el fascismo místico, que une las dos almas sobredichas en un único continuum de religiosidad y super-hombrismo (matiz esencial de la superación de Dios): casi desconocido al pueblo que continuaba a beneficiar de una educación católica mixta al nuevo orden fascista, fue a su vez característica determinante para los fascista irreducibles como Pavolini, Stefanini y Giani.
De estas tres corrientes aun queda hoy la huella y el mismo quiebre en el movimiento neo-fascista tomado en su integridad: solo pensar en la incomunicabilidad entres los dos movimientos mas importantes del área, Forza Nuova y Fiamma Tricolore, divididos propio por la cuestión religiosa: católicos tradicionalistas los primeros, anticlericales los segundos, aunque la distancia parece haberse acortada después de la salida del partido del movimiento de Casa Pound.
Este anticlericalismo parece ser en prosperidad en el movimiento juvenil neo-fascista considerando las posiciones sobre la eutanasia, sobre las declaraciones del Papa en temas de sexualidad y otras temáticas éticas que caracterizan un moverse hacia la izquierda laicista de la extrema derecha juvenil.
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